No puedo evitar pensar que, la mejor versión de mí misma, será la que esté más jodida.
Y me pregunto si hay un límite, cuánto se puede aguantar.
De hostias se aprende, dicen, y te lo digo yo también.
Pero duelen, duelen todas,
y algunas, cuánto.
¿En cuál se deja de aprender y te empiezas a agrietar?
Si la mejor versión de mí misma está a una hostia de destrozarme,
hoy y ahora prometo abrazarme fuerte y para siempre
a ésta mi mediocridad.
Comentarios
Publicar un comentario