La crudeza

Cae desde arriba la crudeza.

De los árboles, de los techos

una vez de cada muchas y entonces

ves cuanto no habías visto. 

Cae como agua fría una crudeza extraña,

con algarabía, con serenidad.

Abarca lo que encuentra,

lo entierra o lo descubre 

y es tan grande, inmensa, opaca

que te preguntas cómo 

lo la habías visto venir.

Nunca llueve de repente. 





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